Ricardo Hernández kick boxing
campeón de España.
La precariedad, las condiciones difíciles….
Cuando vas a fotografiar a alguien que ha sido campeón de España en una especialidad tan dura como el kick boxing no te esperas que aún quede tanto de esto.
Las películas americanas tienen la culpa: Esperas encontrar un cuadrilátero interesante, elevado más de un metro, con esas esquinas y esas cuerdas que tan fotogénicas aparecen siempre en la gran pantalla, con un fondo extenso en el que los demás luchadores entrenan duro, etc. Además, no se por qué, en mi cabeza todo eso estaba relacionado al color rojo; un rojo saturado, interesante fotográficamente hablando.
Pero te encuentras un gimnasio en la parte baja de un local y el ring es un espacio acordonado con una simple cuerda elástica, de las utilizadas para los pulpos de la baca del coche o de las utilizadas en montañismo, los colores predominantes son los azules cielo, insulsos para fotografía, y un fondo relativamente poco agraciado.
Para acabar de ‘redondearlo’ el cuadrilátero tiene paredes en dos de sus lados: Se ha aprovechado un rincón del gimnasio para usarlo como ring, por lo que el tiro de cámara solo me deja una opción que evidentemente pasa por dar mi espalda a esas paredes.
Y aquí es donde debería hacer una especie de crítica descarnada hacia los estamentos directivos del deporte en España, pero ni estoy capacitado ni quiero hacerlo. Ahora, me quedo con la indignación de pensar una vez más en el trato que reciben los ciudadanos que intentan destacar en cualquier materia en nuestro país. Si éstas son las condiciones que tiene que sufrir un campeón de España qué será para alguien que solo esté empezando. Si a esto le añadimos que el kick boxing no es un deporte mayoritario….
Sirva como resumen de lo que quiero transmitir este extracto de la noticia en la que se narraba que Ricardo había revalidado el campeonato de España:
Sin comentarios.
Toda esta reflexión me anima mucho, porque entiendo que el mérito de este campeón y de su padre, su entrenador, debe ser más que loable. Así el mérito se multiplica y de ello tienen que estar muy orgullosos. Esto queda confirmado en cuanto comenzamos la entrevista.
Vamos con el retrato.
Como os he dicho el espacio me limita el punto de vista así que al menos eso ya lo tengo claro.
Para las luces aprovechamos un snoot que no es otra cosa que un envase de ‘pringles‘ para cerrar lo más posible el haz de luz sobre el rostro de Ricardo (con este artefacto puesto en el Canon 580 ExII María hace de francotiradora y apunta directamente al rostro de Ricardo) y no iluminar en lo posible ese fondo, que ya os he comentado que no me gustaría que se viese tal y como se vería iluminado. Tiro del consejo sobre iluminación que dice algo tan simple como «Si quieres que algo no se vea no lo ilumines«. Y si quieres que se vea un poco ilumínalo un poco (Esto ya es de mi cosecha)
Dicho y hecho, para eso ponemos un cuarzo que hemos utilizado en la entrevista y con él iluminamos algo del borde de los sacos de color que quedan tras Ricardo, y que aportan el toque cálido dentro de la ‘frialdad’ de la escena.
Además tenemos un flash como contra para resaltar los bordes y un flash lejano a la derecha con un filtro azulado que le proporciona esos reflejos en el pelo.
Ya está, no se me ocurría nada mejor.
La foto Ricardo con el equipo de Miradas.